OVEDECE



Obedecer mal es una "obligación". No se trata de negarse ni de resistir, sino de seguir las órdenes con una torpeza precisa, con una desviación sutil que desarma el mandato. Obedecer de manera imperfecta, con errores calculados, con fisuras en la ejecución. En esta imagen, la propia palabra es un acto de rebeldía. “Obedece” se despliega con una “v”, como una grieta en el lenguaje, como una disidencia mínima que descompone la instrucción. No es un rechazo, sino una infiltración: el mandato se cumple, pero con una falla que lo corrompe desde dentro. La letra se superpone, se borra, se oscurece, se repite hasta volverse ilegible. La orden se dispersa en capas, pierde claridad, se fragmenta en el acto mismo de imponerse. Lo que debía ser una instrucción directa se vuelve ruido, interferencia, sombra. “Ovedece” es la gramática del sabotaje. Es la obediencia ejecutada con una torpeza estratégica, el gesto mínimo que altera el poder sin enfrentarlo. Es la demostración de que incluso en la sumisión hay posibilidad de desvío.

 Ficha técnica: OVEDECE Aerógrafo, pintura y carboncillo Dibujo sobre papel enmarcado sin cristal 65 x 50 cm. Año 2025